martes, 23 de diciembre de 2014

Tejido óseo

Su función es servir de elemento de sostén o la protección de órganos vitales. Forma el esqueleto de todos los vertebrados, a excepción de algunos peces, los elasmobranquios, que tienen esqueleto cartilaginoso.
Su sustancia intercelular está impregnada de sales minerales, especialmente fosfato de calcio. Tiene, por tanto, también un papel metabólico, al servir de depósito de calcio y fósforo. El organismo recurre a estos depósitos para mantener los niveles de P y Ca en sangre.

Los huesos presentan una zona externa de óseo compacto, y otra interna y en los extremos, de hueso esponjoso. El hueso está cubierto de una membrana fibrosa que nutre al hueso, el periostio, y dispone de otra membrana interna, el endostio, que recubre el tejido interno, es decir, la médula ósea.
La unidad constitutiva del tejido óseo es la osteona.


La osteona está formada por unas laminillas óseas concéntricas, en las que se excavan espacios o lagunas óseas para la ubicación de la célula propia de este tejido: el osteocito. Para la comunicación entre estas célulasm numerosos canalículos comunican osteocitos entre sí y con los conductos de havers, para el intercambio con la sangre. El conducto de havers es un espacio en el interior de la osteona, por el que circulan los vasos sanguíneos y los nervios.

Se distingue el hueso compacto del esponjoso. En el hueso compacto pocos huecos hay entre la sustancia sólida. Forma la caña o diáfisis de huesos largos y la capa externa de los demás huesos. El hueco central está formado por un tejido adiposo que es el tuétano o médula ósea amarilla.

El hueso esponjoso es un entramado de laminillas óseas que forman un laberinto de huecos intercomunicados ocupados de médula ósea roja. Se encuentra en la parte central de huesos planos y en el interior de las epífisis o extremos abultados de huesos largos.

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